¿Qué son los ácaros?¿Donde Viven?
- marujaprindales37
- 1 sept 2016
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Los ácaros son una subclase de arácnidos. La mayor parte de los ácaros no son perceptibles al ojo humano y alcanzan unos pocos milímetros de longitud; de esta manera, los ácaros del polvo familiar miden entre 0,2 y 0,5 mm. Son uno de los animales terrestres más antiguos, se conocen fósiles de hace cuatrocientos millones de años, y se hallan distribuidos por todo el planeta, amoldados para vivir en todos y cada uno de los medios conocidos del planeta. Se han identificado ácaros en altitudes comprendidas entre los 4999 m sobre el nivel del mar y los 4100 m de profundidad, y son singularmente numerosos en áreas ribereñas. El rango de temperatura para su reproducción es amplísimo (5º-30º C), si bien la temperatura perfecta es de 25º C. Ciertas especies se han amoldado para vivir en manantiales, aguantando realmente bien el intenso calor de las aguas termales en zonas volcánicas, otras lo han hecho en aguas polares, aceptando temperaturas extremas.
Los ácaros abundan, sobre todo, en lugares de mucha flora, entre los productos de desecho en descomposición y en asociación con musgos y líquenes; en zonas frondosas pueden llegar a formar entre el setenta y el noventa por ciento del total de la población del suelo, y desempeñar un papel esencial tanto en los procesos de descomposición como en la integración al suelo de la materia orgánica. Además de esto, los ácaros se hallan de forma frecuente en domicilios, singularmente en almohadas y alfombras. Este alto grado de diversidad de hábitats se corresponde con un altísimo grado de variabilidad de formas, tamaños, estructuras y comportamiento.
¿Qué ácaros son relevantes para generar alergia?
Se estima que solo veinticinco de las más de 40,000 especies de ácaros descritas, están relacionadas con enfermedades alérgicas en el humano. Los ácaros implicados con más frecuencia en procesos alérgicos pertenecen al orden Astigmata, en el que solamente 3 superfamilias son las responsables de crear problemas alérgicos:
Pyroglyphoidae: a esta familia pertenecen el Dermatophagoides (D.) pteronyssinus, D. farinae y Euroglyphus maynei, que son sin duda los inductores de la enorme mayoría de sensibilizaciones alérgicas en Europa y USA.
Acaroidae: Acarus siro y Tyrophagus putrescentiae son las especies responsables en esta familia.
Glycyphagodae: Blomia tropicalis y Lepidoglyphus destructor se reconocen cada vez con más frecuencia como responsables de cuadros alérgicos.
Estos ácaros son inofensivos para el hombre y son sus restos fecales los que tienen un enorme poder alergénico. Su ciclo de desarrollo (de huevo a adulto) es de veinticinco días a 25º C, y la mayor parte de ellos viven entre 2 y 3 meses, durante los que efectúan una o bien 2 puestas de huevos que acostumbran a contener entre veinte y cuarenta unidades.
¿Cuál es el hábitat de los ácaros?
Los ácaros causantes de enfermedad alérgica se encuentran preferiblemente en 2 diferentes hábitats: residencias y zonas de almacenamiento.
Los primordiales factores ambientales que influyen en la presencia de ácaros son: la temperatura y la humedad relativa. La temperatura perfecta fluctúa entre 25º y 35º C. La humedad relativa perfecta para el D. pteronyssinus es superior al setenta y cinco por ciento y para el D. farinae (véase imagen) fluctúa entre el cincuenta y el sesenta por ciento. La proliferación en estas condiciones va a mayor velocidad que a temperatura y humedad inferiores. La presencia de hongos facilita asimismo el desarrollo de los ácaros, seguramente por la digestión anterior que efectúan estos sobre los lípidos con los que por su parte se nutren.
Las especies que invaden las residencias se llaman ácaros familiares o bien del polvo de la casa, y pertenecen mayoritariamente a la familia Pyroglyphidae. Conviven con el hombre puesto que se nutren de las descamaciones dérmicas que este pierde (en torno a 1 gramo al día) o bien de la de los animales de compañía. Su hábitat primordial es el interior de las residencias, encontrándose en mayor número en los colchones, sofás y en muebles envueltos de lona.
Las especies que están en almacenes se llaman ácaros de depósito o bien de almacenaje. En España se resaltan por su presencia los siguientes: Acaro siro, Tyrophagus putrescentiae (véase imagen izda. de la página siguiente)y Lepidoglyphus destructor. Se nutren primordialmente de granos y de otras partículas de comida presentes en el polvo familiar, y su hábitat primordial son los granos y por norma general los comestibles guardados. No obstante, en determinadas circunstancias convenientes, pueden abundar en gran número dentro de las residencias. En las zonas donde se guardan comestibles ricos en proteínas, como jamón o bien queso, se halla, sobre todo, el Tyrophagus putrescentiae. Por su parte el Lepidoglyphus destructor (véase imagen dcha.) se aísla de manera fácil en los sitios en los que se guardan cereales y es, además de esto, un género muy habitual en el norte de España, de manera especial, en Galicia. El ácaro de depósito más usual en los domicilios de zonas tropicales y en las islas Canarias es la Blomia tropicalis.

¿Exactamente en qué zonas de las casas abundan los ácaros?
En las casas los ácaros están en las sábanas, almohadas, alfombras, cortinas, muebles blandos, peluches y colchones. Los sofás y sobre todo los colchones forman un genial microhábitat para la fauna acarina puesto que, dada la profundidad de su relleno, retienen mucha humedad, proporcionándoles los 3 factores que precisan para su inmejorable desarrollo: calor (proveniente de la transpiración del que duerme) y comida (escamas de piel humana). La humedad es el primordial factor limitante para su desarrollo; los niveles inmejorables de humedad relativa son del setenta y cinco por ciento a 15º C. El calor y la transpiración de sus ocupantes del colchón generan un incremento en su temperatura que alcanza 25º-30º C, y su humedad relativa se acrecienta en un cinco-ocho por ciento . De esa manera, a lo largo de esas ocho horas al día, los ácaros hallan unas condiciones perfectas para su desarrollo.
En los domicilios que se encuentran en zonas con un tiempo templado, el número de ácaros cambia conforme las estaciones, con cifras bajas al principio del verano y una elevación progresiva conforme se acerca el otoño y un siguiente descenso en otoño-invierno. En los meses de verano, al no emplearse calefacción y ventilarse más el domicilio, aumenta la humedad relativa del aire. En cambio, a lo largo del invierno, las puertas y ventanas se abren menos y, al lado del empleo de calefacciones, se crea un tiempo caliente,muy seco, en el interior, nada conveniente para su desarrollo. En los dormitorios, no obstante, el empleo diario de los colchones les deja subsistir en mejores condiciones que en las alfombras.
Pese al descenso del número de ácaros vivos en los meses de invierno, las partículas alergénicas producidas por ellos continúan en el entorno y descienden de modo más gradual. De esta forma, si bien el número de ácaros refleja fluctuaciones a lo largo del año, los síntomas ocasionados por sus alérgenos acostumbran a ser perennes.
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